LA TITÁNICA LABOR DEL FOMENTO A LA LECTURA
Bajo este título se articula todo un complejo entramado de fórmulas que escuelas, familias, librerías, bibliotecas, ludotecas y mil entidades más se esfuerzan por desarrollar. Pero la dura realidad es que, "aún queda mucho por hacer". Es cierto que en la escuela, se consigue que los alumnos "lean" todos los días, y que paseen una media de un libro a la semana entre casa y el colegio. Pero el problema de fondo es que el verdadero objetivo no se ha conseguido en la mayoría de los casos: QUE EL NIÑO QUIERA LEER.
Así, hace falta una colaboración e implicación de todos los adultos, aplicando las fórmulas que cada niño requiere, y no sólo las fórmulas magistrales que podemos encontrar en cualquier búsqueda de Internet sobre el fomento a la lectura. Es importante acompañar al niño hacia los libros, pero no ponérselo sobre el regazo; conocer sus gustos para ayudarle a buscar, pero no acotarle la búsqueda; picarle la curiosidad ante una nueva lectura, pero no obligarle a leer.
Los mensajes que el niño debe recibir deben ser de ánimo y de elegir libremente, nunca obligar o imponer. Quizá no nos demos cuenta, pero involuntariamente sí que lo hacemos: "lee lo que quieras pero lee algo", "elige lo que quieras pero de esa estantería", "tarda lo que quieras pero lo tienes que terminar",...
A pesar de que me cuesta dejar de lado la sensación que me produce abrir un libro, pasar sus hojas y oler su particular aroma; no puedo obviar que estamos en la era de la tecnología y que tal y como encabeza este blog, no todo es lápiz y papel... Leer es leer: un libro, un póster, un periódico, en la tablet, en el móvil,... Tampoco todo son novelas, también hay comics, revistas, libros temáticos,... Por tanto hay que permitirle cualquier soporte o contenido equiparando la validez de su lectura independientemente de dónde o qué esté escrito. Lo importante es que lea, y más que eso, que sea capaz de ilusionarse introduciéndose en la historia de tal modo que tenga ganas de más, de saber más, de leer más, de conocer más...
Así, hace falta una colaboración e implicación de todos los adultos, aplicando las fórmulas que cada niño requiere, y no sólo las fórmulas magistrales que podemos encontrar en cualquier búsqueda de Internet sobre el fomento a la lectura. Es importante acompañar al niño hacia los libros, pero no ponérselo sobre el regazo; conocer sus gustos para ayudarle a buscar, pero no acotarle la búsqueda; picarle la curiosidad ante una nueva lectura, pero no obligarle a leer.
Los mensajes que el niño debe recibir deben ser de ánimo y de elegir libremente, nunca obligar o imponer. Quizá no nos demos cuenta, pero involuntariamente sí que lo hacemos: "lee lo que quieras pero lee algo", "elige lo que quieras pero de esa estantería", "tarda lo que quieras pero lo tienes que terminar",...
A pesar de que me cuesta dejar de lado la sensación que me produce abrir un libro, pasar sus hojas y oler su particular aroma; no puedo obviar que estamos en la era de la tecnología y que tal y como encabeza este blog, no todo es lápiz y papel... Leer es leer: un libro, un póster, un periódico, en la tablet, en el móvil,... Tampoco todo son novelas, también hay comics, revistas, libros temáticos,... Por tanto hay que permitirle cualquier soporte o contenido equiparando la validez de su lectura independientemente de dónde o qué esté escrito. Lo importante es que lea, y más que eso, que sea capaz de ilusionarse introduciéndose en la historia de tal modo que tenga ganas de más, de saber más, de leer más, de conocer más...
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