EL MOBILIARIO DEL BUEN ESCRITOR
Ahora que se acerca el buen tiempo, es momento de limpiezas generales y de cambios de mobiliario (aunque sólo sea cambiar lo que tenemos de lugar). Por ello es también el momento adecuado de replantearnos si el lugar donde los niños escriben es el adecuado, si tiene todo lo necesario o si hay un exceso de elementos distractores.
Comenzaremos por el lugar ideal, aunque no en todas las casas es posible tenerlo. Una mesa amplia, con luz (si es natural mejor), con una silla cómoda aunque no en exceso (que facilite una postura adecuada), en una habitación alejada de ruidos, con temperatura agradable, en la que no haya interrupciones y con todo lo necesario a mano: elementos de escritura, libros de consulta, etc. Realmente es complicado que algo así se pueda dar, aunque hay ciertos elementos que debemos procurar mantener.
Uno de ellos es la luz. Natural, no natural, lo que podáis pero con luz y sin reflejos. Un acelerante muy importante del cansancio es el sobreesfuerzo de la vista con luz no apropiada. La mesa ya sea grande o pequeña, debe ser estable y a la altura adecuada. Si es pequeña, tendremos lo básico encima y algún lugar auxiliar donde tener otros elementos necesarios. Para escribir necesitamos un cierto espacio para tener la hoja bien apoyada y los brazos cómodamente evitando chocarnos o tirar nada.
En cuanto a la silla, normalmente usamos sillas de tipo oficina, aunque con niños lo desaconsejo. Ya no es porque cabe la posibilidad de que estén más tiempo dando vueltas que escribiendo, sino porque no es lo suficientemente estable para mantener una correcta postura, entre otras razones porque no llegan al suelo para estabilizarse.
Ya hemos hablado en otra ocasión de los lapiceros y las pinturas más adecuadas, y ahora os aconsejo que estén a mano para evitar perdidas de tiempo. Personalmente prefiero los botes para almacenar ya que permiten tener todo a la vista. Así mismo debemos tener el borrador o el corrector los más mayores, y el sacapuntas. Aquí debo incluir la necesidad de la papelera, grande en el suelo o pequeña de sobremesa, lo que mejor os convenga.
Al principio os he hablado de la temperatura de la habitación, que más que facilitar o entorpecer la escritura, afecta a la concentración del escritor; al igual que el ruido, las distracciones visuales o las interrupciones.
Comenzaremos por el lugar ideal, aunque no en todas las casas es posible tenerlo. Una mesa amplia, con luz (si es natural mejor), con una silla cómoda aunque no en exceso (que facilite una postura adecuada), en una habitación alejada de ruidos, con temperatura agradable, en la que no haya interrupciones y con todo lo necesario a mano: elementos de escritura, libros de consulta, etc. Realmente es complicado que algo así se pueda dar, aunque hay ciertos elementos que debemos procurar mantener.
Uno de ellos es la luz. Natural, no natural, lo que podáis pero con luz y sin reflejos. Un acelerante muy importante del cansancio es el sobreesfuerzo de la vista con luz no apropiada. La mesa ya sea grande o pequeña, debe ser estable y a la altura adecuada. Si es pequeña, tendremos lo básico encima y algún lugar auxiliar donde tener otros elementos necesarios. Para escribir necesitamos un cierto espacio para tener la hoja bien apoyada y los brazos cómodamente evitando chocarnos o tirar nada.
En cuanto a la silla, normalmente usamos sillas de tipo oficina, aunque con niños lo desaconsejo. Ya no es porque cabe la posibilidad de que estén más tiempo dando vueltas que escribiendo, sino porque no es lo suficientemente estable para mantener una correcta postura, entre otras razones porque no llegan al suelo para estabilizarse.
Ya hemos hablado en otra ocasión de los lapiceros y las pinturas más adecuadas, y ahora os aconsejo que estén a mano para evitar perdidas de tiempo. Personalmente prefiero los botes para almacenar ya que permiten tener todo a la vista. Así mismo debemos tener el borrador o el corrector los más mayores, y el sacapuntas. Aquí debo incluir la necesidad de la papelera, grande en el suelo o pequeña de sobremesa, lo que mejor os convenga.
Al principio os he hablado de la temperatura de la habitación, que más que facilitar o entorpecer la escritura, afecta a la concentración del escritor; al igual que el ruido, las distracciones visuales o las interrupciones.
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