DE LOS ERRORES SE APRENDE

A lo largo de mi experiencia profesional como maestra, me he encontrado con gran variedad de alumnos con diferentes personalidades y, sobre todo, diferentes niveles de motivación. Para muchos padres y maestros, una de las tareas más complicadas es esa, captar la atención del niño. En una época en la que tienen tantos estímulos, llamar su atención resulta una tarea casi imposible. No obstante, hay recursos para llamar su atención.
Otro tema importante es su autoestima. Hay muchos alumnos que creen no saber, que dicen que algo no se le da bien, que para qué lo voy a intentar. Dan por sentado que una asignatura (o varias) o alguna actividad (bailar, dibujar, cantar,...) les es inalcanzable. Ante estas situaciones la motivación puede llegar a desplomarse y los adultos muy a menudo nos quedamos sin herramientas ya que entran en bucles mentales de los que es complicado salir. Pero lo más importante en este caso es no decaer. Mi lema: "inténtalo". Deben tener nuestro apoyo incondicional y la seguridad de que, por mucho que fallen, intentarlo es la solución.
Hoy leí un texto de Perico Delgado que hablaba de que no enseñamos a los pequeños a fallar, a no ser los primeros, a equivocarse,... Pero tal y como señala él, un gran deportista, para llegar a ganar una vez es necesario perder muchas otras. Además, el concepto de perder tiene connotaciones demasiado negativas. Van asociadas a la tristeza y al enfado, y provocan incontables situaciones de frustración.
Equivocarse es lo más natural. Los grandes inventos y descubrimientos de la historia son producto del error; bien porque son el resultado de muchos errores hasta conseguir llegar al objetivo, o porque son cosas que se descubrieron a pesar de que el objetivo inicial era bien distinto.
Así mismo, hay niños (y adultos) a los que les cuesta reconocer su error. Como maestra, para mí es muy importante saber qué sabe mi alumno. Si yo le pregunto y no contesta o contesta mal y después te debate hasta la extenuación con argumentos como que no le entendí, que él quería decir otra cosa, que es que no había entendido la pregunta, etc. Todo para no reconocer que se ha equivocado, me impide ejercer la función más importante que deriva del error, el aprendizaje. Para que alguien aprenda algo, lo primero es que sepa que no lo sabe o que lo sabe mal. Si no, es imposible que se produzca el aprendizaje.
Por ello, tan importante es que los niños sepan que pueden seguir aprendiendo, mejorando y evolucionando; como que sepan que equivocarse no es una derrota y que sólo reconociendo el error se puede evolucionar.

Comentarios

Entradas populares de este blog

CÓMO SE LLAMA vs. CÓMO SUENA

DESENCHÚFATE PARA CONECTAR CON EL MUNDO

RATÓN QUE TE PILLA EL... DEDO