¿EXISTE LA GRAFÍA IDEAL?
Cuando los niños aprenden a escribir, se les muestra una forma de realizar el trazo de las letras, la que comúnmente llamamos "letra de caligrafía" o "letra escolar". Este formato tiene un trazo específico para cada letra y dentro de cada palabra está todas ligadas, unidas. Es habitual que los padres os sintáis agobiados por la rigidez de los maestros en esta cuestión y sobre todo cuando veis que vuestros hijos no hacen las letras como se les exige. Por tanto, voy a intentar explicaros el porqué de la necesidad de que los niños aprendan a escribir así.
Tal y como escribí en otro post, al aprender a leer y escribir los niños deben interiorizar todas las dimensiones de las letras: grafía mayúscula, grafía minúscula, nombre y sonido. Por lo que si las grafías se multiplican, la asimilación es más difícil. Por ello, las lecturas recomendadas en infantil tienen, o deben tener, letra escolar ligada para facilitar su lectura.
Que las letras estén ligadas implica que varias letras unidas forman una palabra, un bloque con un significado, lo cuál les ayuda al leerla, al escribirla y al comprenderla. Las lecturas con palabras sin letra escolar se suelen introducir en la escuela a lo largo del primer curso de primaria, siempre y cuando el alumno esté preparado. Hasta que no son capaces de controlar el espacio, los niños no deberían pasar a escribir las palabras no ligadas. Este hecho suele suceder a partir de 3º de primaria, pero una vez más dependerá del alumno.
La forma de escribir cada letra le da identidad propia y facilita el trazo al realizarse de una sola vez, sin levantar el lápiz del papel. La letra escolar tiene también la particularidad de evitar confusiones al haber diferencias muy significativas entre las letras, cosa que no ocurre en otros formatos. Al escribir, el niño debe tener claro que cada letra tiene que identificarse y diferenciarse con las demás de manera clara para facilitar su lectura. "Lo que escriben, debe poder leerlo otra persona".
Cuando crecen, la personalidad de cada uno interfiere en gran medida en su manera de escribir, tal y como han demostrado en innumerables ocasiones los grafólogos. Por ello, cuanto más claro escriba un niño, más clara será su letra cuando crezca. La madurez de cada uno hará que la letra vaya cambiando pero el mensaje debe seguir siendo claro: "escribir lo más claro posible para que otro lo pueda leer con facilidad".
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