JUGAR PARA ESCRIBIR , ESCRIBIR PARA JUGAR

Por encima de todo, manifiesto ser una ferviente defensora del juego. Jugar, lejos de ser una simple actividad lúdica, supone una cantidad inagotable de experiencias al servicio del desarrollo de los más pequeños. No es de extrañar que psicólogos, pedagogos y otros especialistas en desarrollo infantil basen gran parte de sus investigaciones en la observación de los niños en los momentos de juego. También forma parte de las evaluaciones para la detección de gran variedad de problemáticas en la infancia.
A grandes rasgos, podemos diferenciar entre juego dirigido y juego espontáneo; así como entre juego en solitario, en pequeño grupo y en gran grupo. Es interesante por tanto que los niños disfruten y tengan tiempo de jugar en distintos ámbitos y con diferentes compañeros de juego para enriquecerse de las distintas experiencias.
Basándonos en lo que nos ocupa, la lectoescritura, existen diferentes juegos para desarrollar la motricidad fina los cuales ayudan al mejor manejo del lápiz. En jugueterías hay gran variedad, aunque normalmente podemos aprovechar materiales que tenemos en casa como macarrones, botones, pinzas o tuercas. Os invito a visitar los siguientes enlaces de la página www.imageneseducativas.com donde encontraréis gran diversidad de ideas para elaborar juegos para desarrollar la motricidad de los niños.
MOTRICIDAD FINA 1
MOTRICIDAD FINA 2
Así mismo, la escritura y el juego pueden relacionarse de manera inversa ayudando la escritura a la creación y/o el desarrollo del propio juego. ¿Quién no ha jugado a hacer obras de teatro?, ¿o a profesores? Escribir un guión para luego interpretarlo, un cuento o poesía para luego leerlo o ilustrarlo, escribir pistas de una gymkana, definir objetos para que otros lo adivinen, escribir las reglas de un juego inventado, etc. Cuando son más mayores, las producciones escritas deben servir para desarrollar la creatividad, la redacción y la coherencia argumental. Todo ello abre un abanico de posibilidades para enriquecer el juego. Cuando el juego se da en solitario existen muchas actividades como la escritura de un diario personal, un cuaderno de viajes, la invención de cuentos a partir de ilustraciones o darle un final a historias incompletas.
Lo importante es que el juego forme parte importante de la vida del niño y que no lo tomemos como la banal manera de pasar el rato sino como un momento para compartir, aprender, madurar, experimentar y, obviamente, divertirse.

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