Cuando enseñamos a leer y escribir no debemos olvidar el objetivo último de las palabras escritas: representar el mundo. Cada palabra tiene un significado (o varios) asociados a su sonido y a su representación escrita. Así que, igualmente que ocurre con las letras (ver entrada aquí), cada concepto viene representado por la palabra escrita, la palabra hablada, la definición y la representación real (por ejemplo, el objeto)
Cuando están aprendiendo, es importante que esto sea lo más tangible posible por lo que trabajaremos con sustantivos que sean fácilmente representables con fotos, dibujos u objetos reales. También hay que partir de vocabulario conocido para poder ir etiquetando con palabras su realidad más cercana.
Cuando ya tienen claras las vocales y algunas consonantes, me gusta plantear actividades que les ayudan a conectar eso que escriben o leen con esa realidad conceptual. Para ello, las propuestas son dar la imagen para que escriban la palabra y dar la palabra para que dibujen o asocien la imagen.
En esta actividad, se proponen imágenes para que vaya etiquetándolas con sus nombres debajo. Es importante tener en cuenta el nivel de abstracción del niño, ya que como veis son dibujos hechos por mí y no soy una virtuosa del dibujo. Si tiene dificultades aún para comprender la representación a este nivel o dibujáis peor que yo (si eso es posible...), podemos plantearle fotos, dibujos de alguna web o los objetos reales. Esta simple actividad tiene varios objetivos:
- Como ya hemos apuntado, conectar los conceptos con las palabras escritas
- Reconocer todos los sonidos que tiene una palabra hablada
- La evocación de vocabulario, ya que el adulto no dice la palabra, sólo muestra la imagen
Esta actividad tiene el apoyo visual constante mientras escribe cada palabra, lo cual es más sencillo que cuando hacemos dictados donde el adulto tiene que repetir la palabra varias veces. No obstante, es más complicada esta actividad porque los niños tienen su propio modelo fonológico de la palabra, y no siempre es correcto. El adulto tiene que supervisar esto, sobre todo las primeras veces que el niño realiza la actividad.
De manera opuesta, se puede realizar la tarea contraria dándose las primeras actividades de comprensión lectora. En esta ocasión proponemos las palabras que deben leer y conectar con un concepto para después, en este caso, dibujarlo. También podemos darles la imágenes recortadas para que las coloquen junto a la palabra correspondiente.
Cuando empiezo a trabajar actividades de este tipo, cuando leen la palabra primero les pregunto cosas como: ¿Qué pone? ¿Qué es? ¿Te gusta? ¿Tienes alguno/a? Para crear un pequeño diálogo en torno a la palabra. Esto, además de amplificar la conexión de conceptos que hablábamos antes, nos ayuda a redirigir antes de que dibujen asegurándonos que el dibujo corresponde a la palabra. No olvidemos que los dibujos a estas edades no siempre se pueden comprender igual por parte del adulto (véase el caso de la pomada o la tapa).
Además, ese diálogo favorece la interiorización ya que conecta todo con sus aprendizajes y vivencias previas. Caso aparte es el trabajo de creatividad y memoria que supone que tengan que dibujar esos objetos. En este caso no tenía ni imágenes ni objetos reales a la vista, aunque sí habíamos visto imágenes de la mayoría es sesiones anteriores, pero es importante tener en cuenta la memoria de cada alumno al realizar actividades de este tipo.
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