La pe con la a NO ES pa...

Comienza un curso escolar atípico, qué duda cabe. Tras meses de confinamiento, desescaladas, fases, protocolos, teletrabajos, toques de queda y bizcochos; llego un verano con valientes y prudentes, con playas y pueblos, con rebrotes y gel hidroalcohólico por doquier. Ahora tocó el turno de que nuestros valientes volvieran a la normalidad. Niños de todas partes vuelven a su nueva normalidad. No quiero entrar en la discusión que hay por familias que han socializado de más este verano pero que ahora no quieren que se vuelva a la escuela; porque esta "vuelta al cole" trae consigo una vuelta al siglo pasado que parte el corazón a maestros que creemos en términos como la cooperación y el compañerismo. En mi primer día, en el primer claustro, tras todas las medidas a tomar, alzó la mano un profesor: "¿volvemos a los años 40?". Y es que así parecía el planteamiento: mesas separadas, clases magistrales, nadie se mueve de su mesa, limitaciones en educación física,... Quizás a...

Han sido meses de cambios en el concepto de comunicación. La pandemia nos ha obligado a recluirnos en casa y a que, una parte de la sociedad, haya tenido que teletrabajar. Pero no se ha quedado ahí, hemos hablado con familiares y amigos, hemos hecho deporte, hemos visto más películas y series que antes; todo a través de la pantalla. Por todo ello, llega el momento de desconectar. Los más pequeños han tenido que conformarse con comunicarse con el mundo a través de la pantalla, y hasta los momentos de ocio han aumentado ante la incapacidad de salir al parque o compartir juegos con amigos. Por todo ello es importante promover actividades alejadas de todo aparato enchufable. Estas recomendaciones ya eran necesarias antes, pero tras la sobredosis obligatoria, debemos poner más empeño a desenchufar a los pequeños y a nosotros mismos (por sus beneficios obvios y por dar ejemplo). Los juguetes, los juegos de mesa, las manualidades, los paseos y las conversaciones cara a cara son algunos ejempl...

Hoy leí que si las pasadas navidades nos hubieran puesto un tráiler del 2020 nos hubiéramos atragantado con las uvas. Y con razón. Y da qué pensar, pues apenas hemos alcanzado un cuarto del año. Desde hace semanas, hemos tenido que cambiar nuestra forma de disfrutar, de relacionarnos, de estudiar, de trabajar; en definitiva, de vivir. Y es normal que las grandes sacudidas nos hagan tambalearnos, pero eso debe significar que es momento de aprender. Esto debe quedarnos muy claro: esto sirve para aprender. Aprender a cuidarnos, a cuidar de los demás, a quitarnos las etiquetas, a derribar los estatus, a cambiar nuestras prioridades y a querer y querernos más. A nivel educativo, esta etapa ha dado pie a un cambio obligado del paradigma educativo. En estas semanas no he parado de pensar qué va a ocurrir con los niños, pero creo que están aprendiendo algo que jamás podrían haber aprendido con nosotros en el aula. Y también los adultos. Los padres y madres están aprendiendo a escucharles, ...

Estas semanas estoy asistiendo a un acontecimiento bastante sorprendente: niños de 7-8 años que no saben usar el ratón del ordenador. Realmente era predecible. Ahora todos los dispositivos informáticos son táctiles o, como mucho, tienen ratón tipo "pad", el de los ordenadores portátiles. Es normal que los más pequeños se habitúen al uso de las pantallas táctiles. Recordemos que el primer gesto que realiza un niño con las manos es señalar. Señala lo que quiere con el índice. Y eso es exactamente lo que tienen que hacer sobre la pantalla, señalar con el índice. Lo que me preocupa es la pérdida de destreza óculo-manual que permite el ratón del ordenador, además de la capacidad de uso de los dedos de manera individualizada, ya que cuando se enfrentan a este periférico informático, pulsan con todos los dedos a la vez. Puede resultar demasiado arcaico lo que estoy diciendo, pero en una generación donde no juegan apenas con plastilina, no realizan pulseras con hilos, no juegan c...

Tras el periodo de vacaciones navideñas, no es de extrañar que los más pequeños de la casa vean engordado su repertorio de juegos y juguetes para su, cada vez más escaso, tiempo de ocio. Esta semana ha saltado una noticia en la prensa que ya veníamos temiendo los últimos años: "Parques vacíos el día de Reyes". Y sí, se ve tan triste como suena. Tras ver la noticia en televisión, en casa brotó una pequeña punzada de melancolía al recordar cómo salíamos impacientes a mostrar nuestras nuevas adquisiciones a nuestros amigos. Combas, bicicletas, carritos de muñecas, balones y patines relucientes invadían cada rincón del parque que teníamos cerca de casa. Además, quién sabe por qué, normalmente hace un sol espléndido cada mañana de Reyes. A pesar de ello, este año no había niños en los parques... el auge de la tecnología ha acabado con una costumbre de varias generaciones. Y todo ello porque los Reyes casi no regalan cosas que puedan usar en el exterior... Pero tristemente no es...