PARQUES VACÍOS, MENTES CERRADAS
Tras el periodo de vacaciones navideñas, no es de extrañar que los más pequeños de la casa vean engordado su repertorio de juegos y juguetes para su, cada vez más escaso, tiempo de ocio.
Esta semana ha saltado una noticia en la prensa que ya veníamos temiendo los últimos años: "Parques vacíos el día de Reyes". Y sí, se ve tan triste como suena. Tras ver la noticia en televisión, en casa brotó una pequeña punzada de melancolía al recordar cómo salíamos impacientes a mostrar nuestras nuevas adquisiciones a nuestros amigos. Combas, bicicletas, carritos de muñecas, balones y patines relucientes invadían cada rincón del parque que teníamos cerca de casa.
Además, quién sabe por qué, normalmente hace un sol espléndido cada mañana de Reyes. A pesar de ello, este año no había niños en los parques... el auge de la tecnología ha acabado con una costumbre de varias generaciones. Y todo ello porque los Reyes casi no regalan cosas que puedan usar en el exterior...
Pero tristemente no es un caso aislado, un día especial,... Cada vez hay menos niños en los parques. Las causas, ya las sabemos todos: además del tema de los videojuegos, existen otros factores que impiden que los niños pasen tiempo en los parques de ciudades y pueblos. Poco tiempo libre de los padres, mucha carga de estudio y deberes de los pequeños; y no quiero entrar en las percepciones de algunos padres de la inseguridad que hay en los parques, ya que son temas personales de cada familia.
En cuanto al tema que nos ocupa en este blog, quiero hablar de los beneficios que tiene para el desarrollo lingüístico salir al parque a jugar. Ir a un parque hace que los niños amplíen su círculo de conocidos lo que les ayuda en el respeto de turnos, las conversaciones entre iguales les permiten desarrollar su discurso, aprenden a resolver conflictos. Además, conocen otros juegos y sus normas, y hacerse entender con niños de diferentes edades cuando son ellos los que deben explicar las normas del juego que ellos conocen. Aunque por supuesto que tiene otro sinfín de beneficios para el desarrollo global de los pequeños.
Esta semana ha saltado una noticia en la prensa que ya veníamos temiendo los últimos años: "Parques vacíos el día de Reyes". Y sí, se ve tan triste como suena. Tras ver la noticia en televisión, en casa brotó una pequeña punzada de melancolía al recordar cómo salíamos impacientes a mostrar nuestras nuevas adquisiciones a nuestros amigos. Combas, bicicletas, carritos de muñecas, balones y patines relucientes invadían cada rincón del parque que teníamos cerca de casa.
Además, quién sabe por qué, normalmente hace un sol espléndido cada mañana de Reyes. A pesar de ello, este año no había niños en los parques... el auge de la tecnología ha acabado con una costumbre de varias generaciones. Y todo ello porque los Reyes casi no regalan cosas que puedan usar en el exterior...
Pero tristemente no es un caso aislado, un día especial,... Cada vez hay menos niños en los parques. Las causas, ya las sabemos todos: además del tema de los videojuegos, existen otros factores que impiden que los niños pasen tiempo en los parques de ciudades y pueblos. Poco tiempo libre de los padres, mucha carga de estudio y deberes de los pequeños; y no quiero entrar en las percepciones de algunos padres de la inseguridad que hay en los parques, ya que son temas personales de cada familia.
En cuanto al tema que nos ocupa en este blog, quiero hablar de los beneficios que tiene para el desarrollo lingüístico salir al parque a jugar. Ir a un parque hace que los niños amplíen su círculo de conocidos lo que les ayuda en el respeto de turnos, las conversaciones entre iguales les permiten desarrollar su discurso, aprenden a resolver conflictos. Además, conocen otros juegos y sus normas, y hacerse entender con niños de diferentes edades cuando son ellos los que deben explicar las normas del juego que ellos conocen. Aunque por supuesto que tiene otro sinfín de beneficios para el desarrollo global de los pequeños.
Comentarios
Publicar un comentario