¿QUÉ HAY DE MALO EN ABURRIRSE?

En un mundo con tantos estímulos, con tantos recursos, con estanterías llenas de juegos y juguetes,... ¿por qué los niños siguen aburriéndose?
Como adultos, creemos que el aburrimiento de los niños es un aspecto negativo, que les aporta algo negativo pues les vemos tristes y abatidos. Pero es una sensación que tenemos los adultos. En un mundo plagado de consumismo creemos que tener muchas cosas es lo mejor para ellos.
En los más pequeños, observamos que les es muy fácil crear juegos de lo que sea: una caja de cartón, las llaves de casa, la cuchara del puré,... Poco a poco, vamos aumentando su "almacén" de juegos y juguetes por lo que los pequeños sólo tienen que coger un juego y jugar (aquí incluimos el almacén virtual que aparece en las pantallas de los teléfonos móviles, tablets y ordenadores de la casa). Esta gran variedad de alternativas para pasar el tiempo nos da la falsa sensación de que los pequeños no deben sufrir la negativa sensación de estar aburridos.
Bajo mi punto de vista, el aburrimiento es una oportunidad de despejar la mente y poner el foco en buscar una alternativa para pasar el rato, para entretenerse. Esta búsqueda da paso irremediablemente a la creatividad. Se debe fomentar por tanto, la necesidad de crear formas nuevas para pasar el tiempo. De hecho, este blog nace como resultado de esa necesidad de ocupar mi tiempo en un periodo en que que no tenía trabajo.
En este sentido, la sobrecarga de alternativas de juego resultan del todo innecesarias y, hasta cierto punto, contraproducentes. En su lugar, se hace necesario que el adulto dedique tiempo a guiar el tiempo de ocio dándole opciones y fomentando la materialización de sus ideas. Se puede aprovechar también a fomentar la necesidad de finalizar los proyectos y la satisfacción que produce el cumplimiento de objetivos.
También se pueden crear retos que les provoque el despertar de su creatividad: construir un objeto que se vaya a utilizar, escribir un cuento para hermanos o primos, planificar el próximo viaje, elaborar una obra de teatro para representar ante familiares y amigos, confeccionar prendas para muñecos o para ellos mismos, crear una obra de arte para decorar su casa o regalar,...
Poco a poco, ellos mismos serán capaces de planificar nuevos proyectos e imaginar nuevas experiencias con las que pasar su tiempo de ocio.

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